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jueves, 9 de enero de 2014

¿Porqué no puedo dejar de fumar?


En España, en la actualidad fuma un 17,65% de la población. Esta cifra supone que en una ciudad pequeña, de unos 300.000 habitantes, como la que resido, más de 53.000 personas son fumadoras. No obstante, estoy seguro de que la inmensa mayoría tiene conocimiento de los graves perjuicios que este hábito tiene para nuestra salud. 

A pesar de lo gratificante que les pueda resultar, coincidirán en que existen muchas razones para no continuar manteniendo este hábito, sin embargo no es fácil abandonarlo definitivamente.

¿Porqué cuesta tanto dejar de fumar?

Por un lado, tras un tiempo fumando de forma frecuente, el organismo se "acostumbra " a contar con las sustancias que se inhalan cada vez que se fuma un cigarro. Algunas de estas sustancias son la nicotina o el alquitrán. De esta forma, cuando disminuyen los niveles de estas sustancias, el organismo, no tardará en notarlo y enviará una señal de alarma para que se restablezca la normalidad. Este mecanismo funciona de un modo similar a la sensación de hambre o sed cuando se agotan los nutrientes.

Gracias a este sistema, el fumador, cada dos o tres horas, siente la "necesidad" de fumar y, si osa intentar abandonar este hábito aunque sea por unos días, la insistencia del organismo en cubrir la necesidad de nicotina aumentará de forma considerable el deseo de fumar, provocando algunos síntomas físicos como son:
  • Ansiedad
  • Tristeza, apatía
  • Somnolencia y problemas para dormir.
  • Tensión, inquietud o frustración
  • Dolores de cabeza
  • Incremento del apetito 
  • Dificultad para concentrarse 
A pesar de lo terroríficos que puedan parecer estos síntomas para cualquier fumador, tras poco más de una semana de abstinencia el cuerpo se habituará a funcionar sin estas sustancias y estas molestas sensaciones acabarán desapareciendo.

Entonces ...
¿Qué hace tan costoso dejar este hábito? 
¿Por qué alguna gente consigue dejar de fumar un tiempo y vuelven a recaer?

La respuesta la encontramos en la enorme dependencia psicológica que crea este habito. Al ser una sustancia legal y de consumo normalizado, los fumadores pueden disfrutar de un cigarro en la mayoría de las situaciones cotidianas. Se acostumbran a relajarse, a divertirse, a trabajar, a estudiar, a tomar un café o una bebida mientras fuman y poco a poco se va fraguando una asociación entre estas actividades, las sensaciones emocionales que las acompañan y el cigarro que se ha disfrutado de forma simultánea durante tanto tiempo.

Por lo tanto, cuando una persona se propone dejar de fumar, no solo tendrá que lidiar con la dependencia física antes comentada, sino que echará en falta un cigarro en cada ocasión que quiera relajarse, divertirse, estudiar, trabajar o tomar un café.

Ante este panorama muchos fumadores pensarán desolados que les resultará imposible dejar algún día este peligroso hábito. Sin embargo, la psicología ha encontrado la forma de conseguir superar la dependencia física y psicológica sin apenas notar sus síntomas y hace posible que aquella persona que lo desee pueda dejar de fumar definitivamente en muy poco tiempo.

Actualmente existen programas para dejar de fumar que cuentan con un porcentaje de éxito de más del 90% y que previenen las recaídas de forma muy eficaz. Además se dispone de la posibilidad de llevar a cabo el tratamiento en sesiones individuales y totalmente personalizadas o bien en grupo, un formato más económico que permite beneficiarse de la experiencia de otras personas que se encuentran en tu misma situación sin perder eficacia en el tratamiento.

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