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domingo, 9 de agosto de 2015

La pérdida: claves para entenderla y superarla

El ser humano desde pequeño genera unas expectativas sobre las relaciones con los demás y con el mundo que le rodea, basándose en las experiencias que va acumulando en su relación con las personas y con su entorno. Poco a poco irá elaborando unos "esquemas o estructuras mentales" sobre cómo funciona el mundo, qué cosas o personas son importantes, cuales son las emociones que suele experimentar en cada situacion y con cada persona, etc. Estos esquemas mentales facilitarán enormemente la vida y el aprendizaje de la persona desde su más tierna infancia y le aportarán una sensación de estabilidad y control sobre su entorno.
A lo largo de toda nuestra vida continuaremos añadiendo información, reformulando y dotando de una mayor complejidad estas estructuras en función de nuestras experiencias vitales.
Como decimos, de esta forma vivimos con una confortable sensación de seguridad, pensamos que controlamos en gran medida nuestro entorno cercano y en ocasiones se genera una falsa sensación de invulnerabilidad, es decir, creemos que no nos ocurrirá nada que perturbe en exceso nuestro "microuniverso".
Obviamente esta ilusión no es real y tarde o temprano nuestra preciada sensación de seguridad se verá quebrantada por la pérdida o desaparición de una o varias de las cosas, situaciones o personas con las que se ha establecido una importante vinculación emocional. Cuando esto ocurre aquella sensación de invulnerabilidad desaparece y toda la estructura de seguridad y control sobre nuestro entorno se tambalea.
En estas circunstancias, el ser humano experimenta un considerable dolor emocional que variará en función de las características de la pérdida (vinculación, forma de ocurrencia, si es definitivo o temporal, etc.) Al proceso psicológico que ocurre desde que se tiene conocimiento de la pérdida hasta que se reorganizan las estructuras mentales y la persona vuelve a establecer su sistema de seguridad se conoce como "duelo".

Tradicionalmente se ha entendido el duelo como un proceso que sigue unas fases, que van desde el inicio a la resolución del mismo. Estas fases son un proceso y no secuencias o etapas fijas y existen fluctuaciones entre ellas. Dado que la estructura mental de cada persona es diferente así como su forma de vincularse a las personas, objetos, situaciones, etc, el modo de adaptase y recuperarse tras una pérdida importante también será diferente. Por lo tanto, su forma de experimentar estas etapas difiere mucho entre las personas.
  1. Fase de aturdimiento: El shock es un mecanismo protector, da a las personas tiempo y oportunidad de abordar la información recibida, Es como un sentimiento de incredulidad; hay un gran desconcierto. La persona puede funcionar como si nada hubiera sucedido. Otros, en cambio, se paralizan y permanecen inmóviles e inaccesibles. En esta fase se experimenta sobre todo pena y dolor.
  2. Fase de anhelo y búsqueda. En la medida en que se va tomando conciencia de la pérdida, se va produciendo la asimilación de la nueva situación. La persona puede aparecer inquieta e irritable. Esa agresividad a veces se puede volver hacia uno mismo en forma de autorreproches, pérdida de la seguridad y autoestima.
  3. Fase de desorganización y desesperanza. una vez que se toma conciencia de la magnitud de la pérdida comienzan a aparecer los sentimientos depresivos y la falta de ilusión por la vida. Se experimenta una tristeza profunda, que puede ir acompañada de llanto incontrolado. La persona se siente vacía y con una gran soledad. Se experimenta apatía, tristeza y desinterés.
  4. Fase de reorganización. Se van adaptando nuevos patrones de vida sin la persona (o situación) perdida, y se van poniendo en funcionamiento todos los recursos de la persona. Se comienzan a establecer nuevos vínculos hasta que finalmente el individuo vuelve a vivir sin dolor. Puede hacer planes de futuro, recordar aquello que perdió sin dolor. 
Que una persona atraviese estos estados emocionales ante una pérdida importante es algo totalmente normal, Sin embargo, para conseguir atravesar todas las fases y superar la pérdida es necesario enfrentarse al dolor, afrontar plenamente la realidad, expresar y sentir las emociones por muy dolorosas que puedan resultar y realizar esfuerzos por adaptarse a la nueva situación tras la pérdida. No se trata de olvidar a la persona (objeto o situación) perdida, sino de encontrar su lugar psicológico que nos permita establecer nuevos vínculos.
Se considera que un duelo está resuelto cuando la persona es capaz de pensar en el o la fallecida sin dolor, lo que significa que consigue disfrutar de los recuerdos, sin que estos traigan dolor, resentimiento o culpabilidad. Sin descartar que pueda sentirse triste de vez en cuando, pero las acepta y además consigue hablar de esas emociones con libertad. Otro signo del duelo resuelto es cuando la persona recupera el interés por la vida, cuando se siente más esperanzada, cuando experimenta gratificación de nuevo y se adapta a nuevos roles. Cuando la persona puede volver a invertir sus emociones en la vida y en los vivos.
  • Si te encuentras en este doloroso proceso y necesitas ayuda para convivir con las emociones y superar estas etapas, 
  • Si te encuentras estancado en alguna de ellas y no consigues pasar a la siguiente
  • Si llevas más de un año y aún no has superado la pérdida
  • O simplemente si necesitas apoyo especializado que te acompañe durante este proceso no lo dudes, pide cita, te puedo ayudar:

psicologoantoniogarcia.com

domingo, 30 de noviembre de 2014

El arte de entender y educar a tu hijo: Prólogo

 En numerosas ocasiones, a lo largo de mi trayectoria profesional, he podido constatar las dificultades a las que padres, madres y otros cuidadores deben enfrentarse a diario en la educación de sus hijos e hijas.
Padres y madres abnegados que en la mayoría de las ocasiones no quedan conformes cubriendo sus necesidades básicas sino que se preocupan por darles la mejor educación posible y estimular al máximo sus potencialidades para conseguir el mejor desarrollo y bienestar.

  En esta tarea es fundamental conocer en profundidad el desarrollo evolutivo de los menores en cuya educación estamos inmersos además de las técnicas educativas que mejor se adaptan a cada etapa en función de los avances que los  niños y niñas van adquiriendo como consecuencia del aprendizaje y de la maduración biológica de sus estructuras cerebrales.

En muchas ocasiones he sido testigo, de frases como: “¡Es que este niño no hace caso, por muchas veces que se lo diga...!”, “desde hace unos meses no hay manera..., lo que funcionaba antes, ahora no sirve de nada,...”, “¿Porqué no puede comportarse bien?, parece que le gusta romper las cosas, destroza todo lo que dejo a su alcance,...”, “Con lo buena y obediente que era de pequeña, ahora siempre responde con confrontaciones y pidiendo explicaciones”. Es probable que estas u otras frases similares hayan formado parte de sus pensamientos en el día a día con sus retoños.

Este tipo de pensamientos muestran que existe un desfase entre las expectativas que los adultos presentan con respecto a las habilidades de sus vástagos y el momento del desarrollo evolutivo en el que se encuentran éstos.

Los niños y las niñas, desde su nacimiento, van sufriendo una cantidad ingente de cambios y aprendizajes a los cuales es necesario adaptarse conforme se van produciendo. De no hacerlo los padres corren el riesgo de emplear grandes cantidades de energía en intentar que su hijo adquiera determinadas habilidades que, por su desarrollo, tanto biológico como psicológico, no está capacitado para incorporar y al mismo tiempo pierden la oportunidad de favorecer que sus hijos aprendan todas aquellas habilidades o destrezas que, en ese momento evolutivo, se están desarrollando con mayor intensidad.

Con esta obra pretendo facilitar la labor educativa de padres, madres y demás cuidadores exponiendo de forma sencilla y didáctica, todo lo que se necesita saber para conseguir un desarrollo óptimo de sus hijos o hijas.
Para ello, en cada capítulo, describiré en primer lugar y sin ánimo de ser exhaustivo, el desarrollo evolutivo que los menores van adquiriendo, haciendo especial hincapié en las repercusiones psicológicas y comportamentales que estos cambios generan, con la intención de que cada progenitor conozca mejor a sus hijos, el porqué de sus comportamientos y de sus cambios, así como qué aspectos son normales dentro del desarrollo y en qué circunstancias es necesario plantearse solicitar ayuda profesional.

En segundo lugar, una vez conocidas las características de nuestros hijos en función de su edad, los cambios en los que están inmersos y el modo en el que piensan y actúan, facilitaré la mejor forma de abordar la educación en cada periodo evolutivo así como las pautas educativas apropiadas para cada etapa.
El manual se divide en cuatro partes, abordando cada una de ellas un periodo evolutivo importante para el desarrollo:

Nuestro viaje comienza con el embarazo, una etapa vital en el desarrollo de todo ser humano. En esta parte se exponen los sorprendentes avances que va protagonizando nuestro pequeño hasta convertirse en una persona con identidad propia.

La segunda parada de este apasionante camino describe los tres primeros años de vida, tiempo durante el cual, los bebés se desarrollan a un ritmo vertiginoso fascinando a sus emocionados progenitores. Durante este periodo descubriremos como  el pequeño establece un vínculo especial con su mamá o papá, como desarrolla sus emociones y cómo progresa en la comprensión del mundo que le rodea.

A lo largo de la tercera parte descubriremos como es un niño o una niña en el periodo comprendido entre los cuatro y doce años. En esta dilatada etapa los menores irán forjando su personalidad, fijarán sus esquemas mentales sobre cómo funciona el mundo que les rodea, tendrán lugar importantes cambios físicos, psicológicos y morales que desencadenarán el abandono de la niñez para dejar a nuestros retoños a las puertas de la adolescencia.

La cuarta parte, se encarga de explicar como hacer frente a una etapa difícil para los padres y tremendamente importante para el futuro de los hijos: la adolescencia. Durante este periodo, los jóvenes serán protagonistas de unas transformaciones tan asombrosas que darán un vuelco a su forma de entender el mundo  y de relacionarse con su entorno. Al finalizar esta etapa abandonarán definitivamente su niñez para convertirse en adultos plenamente integrados en la sociedad. 

Finalizaremos nuestro viaje analizando el periodo en el que los hijos se hacen independientes y abandonan el hogar. Este momento generalmente agridulce implica, por un lado, que nuestra labor educativa como padres ha llegado a su fin. Ahora se puede contemplar que aquel bebé totalmente inexperto se ha convertido en una persona adulta e independiente.

Aunque por otro lado, y como consecuencia de lo anterior, es tiempo de volver a reorganizar la forma de vida, retomando plenamente la relación de pareja, disponiendo de mayor tiempo para el ocio y asumiendo que ya no es necesario dedicar la mayor parte del tiempo y de los pensamientos diarios a los “niños”.

domingo, 25 de mayo de 2014

¿Es bueno que los abuelos cuiden de sus nietos?

Hace tan solo unas décadas, en el modelo de familia  tradicional que regía en España, la mujer se encargaba de cuidar de los hijos mientras que el hombre tenía la función de aportar los recursos económicos necesarios para sostener al núcleo familiar.

La incorporación de la mujer al mercado laboral y el vertiginoso ritmo que ha alcanzado el sistema de trabajo actual lleva a la paradoja de que la mayoría de las personas que se encuentran en edad de concebir y educar a sus hijos no dispongan del tiempo necesario para hacerse cargo de ellos.

Hasta que no se desarrollen mecanismos efectivos que permitan compatibilizar tanto al padre como a la madre sus obligaciones familiares con las laborales, la mayoría de las familias deben buscar por su cuenta una solución a esta embarazosa cuestión:

¿Qué hago con mi hijo en mi horario laboral? 
 ¿Quién lo va a cuidar en sus vacaciones escolares?

Cada familia buscará la solución que mejor se adapte a sus circunstancias y economía. No obstante, existe un gran número de familias que deciden que su mejor o única opción es que los abuelos de los niños sean los encargados de cuidarlos.

Es cierto que esta opción cuenta con importantes ventajas, ni que decir tiene que para el pequeño será mucho más agradable pasar todas las horas de ausencia de sus padres con unas personas con las que ya tienen una importante vinculación. Es más, esta circunstancia es más beneficiosa para su desarrollo emocional cuanto menor edad tenga los niños.

Otra indudable ventaja es la inmensa tranquilidad que les reportará a los progenitores tener la certeza de que sus cuidadores se preocuparán por sus hijos tanto o más que ellos mismos.

No obstante, esta opción no carece de riesgos. Por un lado, los abuelos tradicionalmente han sido aquellas entrañables figuras que saben mimar y consolar como nadie a sus nietos, los acompañan a sus actividades de ocio y aportan valiosos consejos e historias basadas en la experiencia de toda una vida. 

Sin embargo, precisamente, su avanzada edad puede convertirse en algunas ocasiones en una dificultad añadida. El vigor y agilidad de las personas va disminuyendo con la edad y la crianza de los niños por periodos prolongados requiere de grandes dosis de energía. 

No menos importante es el hecho de que los abuelos, ya han educado durante muchos años a sus propios hijos, aspecto que les habrá reportado una valiosa sabiduría, sin embargo, también los convierte en personas cansadas de ejercer esta labor y, en muchos casos, los ha llevado a la errónea conclusión de que las interminables luchas, castigos y exigencias que mantuvieron cuando educaban a sus hijos no eran tan necesarias.

 "Al fin y al cabo, al final maduraron y se convirtieron en adultos responsables."

Entre otros factores, los mencionados anteriormente pueden ser la causa de que los abuelos, en general, se muestren más permisivos en el cumplimiento de las normas de lo que sería conveniente en edades tempranas, cuando los infantes están construyendo su código moral. 

Ya hemos detallado en otro artículo de este blog los inconvenientes de utilizar un estilo educativo permisivo o sobreprotector en la educación de los hijos, aunque me gustaría señalar en esta ocasión la enorme importancia que ostenta que las personas que se encargan durante un número importante de horas de la educación de los niños mantengan un estilo educativo similar, ya que cuando existen diferencias importantes, por ejemplo, cuando uno es más permisivo que otro, las consecuencias negativas para la educación de los pequeños aumentan de forma exponencial.

Pensemos que durante los años en los que se encuentran construyendo su esquema mental sobre el funcionamiento el mundo, si los mismos actos derivan en unas ocasiones en castigo y en otras pasan desapercibidos o incluso son premiados, nunca podrán aprender la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. Si alguien le recrimina por su comportamiento lo atribuirán a que está de mal humor o que esta persona "es una pesada", y no a que su conducta no sea adecuada.

Por todo lo anterior, sería conveniente, preservar el papel entrañable de los abuelos, aprender de sus consejos, dejarlos disfrutar del tiempo libre en compañía de sus nietos y evitar, en la medida de lo posible, sobrecargarlos con una segunda crianza. 

En los casos en los que no quede otra alternativa se hace especialmente importante mantener un diálogo fluido con ellos y entre todos hacer el esfuerzo necesario para que el criterio educativo de padres y abuelos sea similar.



lunes, 17 de marzo de 2014

CÓMO UNA BONITA RELACIÓN ACABA CONVIRTIÉNDOSE EN UNA HISTORIA DE MALTRATO

Con demasiada frecuencia contemplamos relaciones en las que, generalmente la mujer, soporta situaciones en las que se evidencia su falta de libertad e incluso se ve sometida a humillaciones o descalificaciones públicas. En los casos más graves, asistimos atónitos al descubrimiento de como una pareja que aparentaba normalidad es protagonista de terribles historias de maltrato que en ocasiones acaban en agresiones o incluso la muerte de la mujer. 

¿Cómo es esto posible? ¿Porqué estas mujeres no dejan a su agresor y escapan de esta situación lo antes posible?

Lo cierto es que no es nada sencillo, una vez que una relación está inmersa en el ciclo de violencia es muy difícil para la víctima poder escapar. Con el tiempo suficiente, una relación de este tipo acaba aislando a la mujer y destruyendo por completo su autoestima .

¿Cómo se llega a este punto? 

Para conseguir el sometimiento  de su pareja, el maltratador solo necesita AISLARLA, CONTROLARLA Y DESVALORIZARLA . 

Esto no ocurre de inmediato, al principio son solo pequeñas señales aunque con el tiempo las exigencias van aumentando de intensidad. 

Con el AISLAMIENTO el maltratador consigue que la mujer se vea imposibilitada para pedir ayuda y pierda otros puntos de referencia para saber qué es normal y qué no lo es. De esta forma sólo dispone de los constantes mensajes de su agresor y acabará  pensando que es cierto lo que dice, dañando de forma considerable su autoestima. 

Por ejemplo: “es normal que un hombre esté con varias mujeres” “La mujer tiene la obligación de complacer sexualmente al hombre en todo lo que desee”, “se enfada por su culpa” “Se merece que se porte así” etc.
¿CÓMO SE CONSIGUE?

  • Celos
  • Críticas a las amistades
  • Enfrentamientos o tensión con la  familia y amigos
  • Mensajes que intentan quitar credibilidad: tu  estás loca, ...
  • Mensajes que intentan convencerla de que no la  van a creer,...

Otra parte importante para conseguir la sumisión de la pareja es el CONTROL del comportamiento y las PROHIBICIONES. Inicialmente son cosas pequeñas como: 

  • NO ME GUSTA ESA FALDA,...
  • NO ME GUSTA QUE SALGAS SOLA CON AMIGOS,...
  • NO ME GUSTA QUE TE COMPORTES ASÍ CON LOS HOMBRES,...
  • INTENTA INVITAR  O PAGAR ÉL SIEMPRE

Aunque una vez que se vea con el suficiente control y la autoestima de la pareja haya disminuido no se cortará en formular prohibiciones expresas e intentará hacerse con el control económico: Intenta que la mujer no trabaje o que al menos no disponga de independencia económica, oculta información sobre su sueldo a su pareja, puede controlar el uso de  tarjetas,...

Mientras tanto, durante todo el tiempo que dura la relación, la mujer sufre un bombardeo de mensajes que intentan desvalorizarla y junto con el aislamiento provocan la destrucción de la autoestima: 
“no vales para nada, eres una inútil, todo lo haces mal, tu trabajo no es importante”,...

De estea forma LA MUJER ACABA SINTIÉNDOSE CULPABLE Y RESPONSABLE DE SU SITUACIÓN: 

“si es que tiene razón en enfadarse”, “soy un desastre”, etc.
Una vez conseguido esto, la víctima aguantará gritos, amenazas, humillaciones,... y comienza a inducirse el miedo:  
¿qué pasará cuando llegue? 

Se generan altos niveles de ansiedad y miedo permanente y el agresor dispone del control absoluto de la otra persona y para mantenerlo puede utilizar todas las herramientas que estén en su mano:


  • LLAMADAS TELEFÓNICAS DE CONTROL
  • ROMPER COSAS O GOLPEAR  OBJETOS, PUERTAS, ... 
  • HACER DAÑO A LAS MASCOTAS, 
  • AMENAZAR CON EL BIENESTAR DE LOS HIJOS, ...
  • ABUSO SEXUAL Y EMOCIONAL:  CHANTAJES.

A la repetición de las conductas  anteriores es lo que se llama maltrato psicológico. Si con ello no se consigue el  control se pasa al maltrato  físico.

CUALQUIER PERSONA SOMETIDA A ESTE PROCESO SE CONVIERTE EN UNA VÍCTIMA.
Por lo tanto, cuando percibas las primeras señales es el momento para poner las cosas claras o plantearse abandonar la relación. Recuerda:
SI PARA CONSERVAR LA PAREJA TIENES QUE PERDER LIBERTADES CORRES EL RIESGO DE CONVERTIRTE EN MUJER MALTRATADA

jueves, 9 de enero de 2014

¿Porqué no puedo dejar de fumar?


En España, en la actualidad fuma un 17,65% de la población. Esta cifra supone que en una ciudad pequeña, de unos 300.000 habitantes, como la que resido, más de 53.000 personas son fumadoras. No obstante, estoy seguro de que la inmensa mayoría tiene conocimiento de los graves perjuicios que este hábito tiene para nuestra salud. 

A pesar de lo gratificante que les pueda resultar, coincidirán en que existen muchas razones para no continuar manteniendo este hábito, sin embargo no es fácil abandonarlo definitivamente.

¿Porqué cuesta tanto dejar de fumar?

Por un lado, tras un tiempo fumando de forma frecuente, el organismo se "acostumbra " a contar con las sustancias que se inhalan cada vez que se fuma un cigarro. Algunas de estas sustancias son la nicotina o el alquitrán. De esta forma, cuando disminuyen los niveles de estas sustancias, el organismo, no tardará en notarlo y enviará una señal de alarma para que se restablezca la normalidad. Este mecanismo funciona de un modo similar a la sensación de hambre o sed cuando se agotan los nutrientes.

Gracias a este sistema, el fumador, cada dos o tres horas, siente la "necesidad" de fumar y, si osa intentar abandonar este hábito aunque sea por unos días, la insistencia del organismo en cubrir la necesidad de nicotina aumentará de forma considerable el deseo de fumar, provocando algunos síntomas físicos como son:
  • Ansiedad
  • Tristeza, apatía
  • Somnolencia y problemas para dormir.
  • Tensión, inquietud o frustración
  • Dolores de cabeza
  • Incremento del apetito 
  • Dificultad para concentrarse 
A pesar de lo terroríficos que puedan parecer estos síntomas para cualquier fumador, tras poco más de una semana de abstinencia el cuerpo se habituará a funcionar sin estas sustancias y estas molestas sensaciones acabarán desapareciendo.

Entonces ...
¿Qué hace tan costoso dejar este hábito? 
¿Por qué alguna gente consigue dejar de fumar un tiempo y vuelven a recaer?

La respuesta la encontramos en la enorme dependencia psicológica que crea este habito. Al ser una sustancia legal y de consumo normalizado, los fumadores pueden disfrutar de un cigarro en la mayoría de las situaciones cotidianas. Se acostumbran a relajarse, a divertirse, a trabajar, a estudiar, a tomar un café o una bebida mientras fuman y poco a poco se va fraguando una asociación entre estas actividades, las sensaciones emocionales que las acompañan y el cigarro que se ha disfrutado de forma simultánea durante tanto tiempo.

Por lo tanto, cuando una persona se propone dejar de fumar, no solo tendrá que lidiar con la dependencia física antes comentada, sino que echará en falta un cigarro en cada ocasión que quiera relajarse, divertirse, estudiar, trabajar o tomar un café.

Ante este panorama muchos fumadores pensarán desolados que les resultará imposible dejar algún día este peligroso hábito. Sin embargo, la psicología ha encontrado la forma de conseguir superar la dependencia física y psicológica sin apenas notar sus síntomas y hace posible que aquella persona que lo desee pueda dejar de fumar definitivamente en muy poco tiempo.

Actualmente existen programas para dejar de fumar que cuentan con un porcentaje de éxito de más del 90% y que previenen las recaídas de forma muy eficaz. Además se dispone de la posibilidad de llevar a cabo el tratamiento en sesiones individuales y totalmente personalizadas o bien en grupo, un formato más económico que permite beneficiarse de la experiencia de otras personas que se encuentran en tu misma situación sin perder eficacia en el tratamiento.

Si quieres dejar de fumar ¡NO LO DUDES! pide información para las terapias individuales o grupales en http://psicologoantoniogarcia.com/contacto/ 

viernes, 8 de noviembre de 2013

¿Cómo garantizar el bienestar de los hijos tras la separación de sus padres?


La separación de sus padres es uno de los eventos más estresantes a los que se tendrán que enfrentar muchos niños y niñas, llegando a constituir un evento tremendamente traumático en algunos casos.

Para el niño su familia supone un entorno que le proporciona seguridad y estabilidad y los pilares en los que se fundamenta todo su mundo son sus padres. Por este motivo, no resulta extraño que cuando uno de ellos abandona el hogar el pequeño o la pequeña sienta como todo su universo se desmorona y su estabilidad emocional comienza a tambalearse.

Es cierto que cuando una relación de pareja no funciona de forma adecuada, el ambiente familiar que se genera, con frecuencia resulta más perjudicial, tanto para la pareja como para sus hijos, que la propia separación.

Por lo tanto, en los casos en los que no exista una solución viable para resolver los problemas de pareja y se llegue a la conclusión de que la mejor solución es la ruptura de la pareja, resulta imprescindible tener en cuenta el papel de los hijos en todo el proceso de separación.

Para garantizar que atraviesen por esta dolorosa situación de mejor forma posible es recomendable seguir las siguientes pautas:
  1. Preparar al niño o a la niña antes de que la separación sea efectiva: Para el pequeño será mucho más fácil de asumir si ambos padres le han explicado que existen dificultades en la relación y que es posible que uno de los dos deje de vivir en el domicilio familiar que si un día al venir del cole ve que su padre o su madre se marcha y no regresa a dormir.
  2. Explicarle las veces que sea necesario que la responsabilidad de la separación es de los padres. Que el NO TIENE LA CULPA. Ya que el pequeño tenderá a culpabilizarse. Sobre todo si es menor de 8 años.
  3. Detallar, dentro de lo posible, los cambios que se van a producir en su vida. Por ejemplo, quien va a cambiar de casa, si va a cambiar de colegio, cuando podrá mantener contacto con el padre o la madre que abandona el hogar, etc.
  4. Asegurarle que la separación no significa que su padre o madre vaya a dejar de quererlo o de mantener el contacto con él o ella.
  5. Nunca usar al niño o niña como “arma” contra el otro miembro de la pareja. Es imprescindible dejar a un lado el conflicto, el enfado y la angustia de los padres en la relación con sus hijos y no exponerlos a las disputas que puedan existir.
  6. Restablecer lo antes posible las rutinas del pequeño y explicarle los cambios causados por la ausencia del otro padre.
  7. No darle falsas esperanzas ni mentirle: “Se ha ido de viaje”, “Estamos enfadados pero pronto volveremos a vivir juntos”, etc.
  8. Garantizar una relación frecuente y de calidad con el miembro de la pareja que abandona el hogar.

Una separación es un evento muy doloroso para todos los miembros de la familia. No obstante, que se convierta en un suceso traumático en la vida de un niño depende en gran medida de cómo actúen sus padres. Por lo tanto es muy importante actuar siempre con prudencia y pensar como puede afectar cada acto al pequeño.